Lerma
El esplendor ducal y las edades del hombre
Lerma se yergue coqueta sobre un cerro a la orilla del río Arlanza, en una encrucijada de caminos, situada en lo alto de una loma. Por ella pasaron romanos, suevos, visigodos y árabes, hasta que en el siglo X los reinos cristianos establecieron aquí su frontera. Superados los años de luchas, Lerma vivió su momento de esplendor en el siglo XVII, convertida en villa ducal al servicio de los Austrias. Los edificios y monumentos de su núcleo histórico son reflejo de esa época de pujanza. Lerma presume de su Conjunto Histórico Artístico de arquitectura herreriana; el mejor de España, de hecho, la villa ducal se incluye en la red de Pueblos Más Bonitos de España. Aún custodia rincones del recinto medieval, como el puente sobre el río Arlanza, reconstruido por el duque de Lerma, o el Arco de la Cárcel, puerta principal de entrada por la que fuera su muralla. Gracias a esta profunda transformación urbanística, hoy podemos encontrar en Lerma, bien conservados, los edificios emblemáticos de su época de esplendor, como la iglesia de San Pedro, cinco conventos, la ermita del humilladero y, sobre todo, su Plaza Mayor, una de las más grandes de España y utilizada en el pasado como mercado, coso taurino y corral de comedias. Custodiando la Plaza destaca su Palacio Ducal —actual Parador de Turismo-.
Durante este año, Lerma es la sede de la exposición de arte sacro Las Edades del Hombre que lleva como título Angeli. Una oportunidad para poner en valor los atractivos turísticos de la comarca. Es por ello que Paradores Nacionales, también nos permitirá experimentar la mágica transformación en el lenguaje de los tejidos con su colección de tapices textiles contemporáneos de la Real Fábrica de Tapices en el Palacio de la Villa Ducal. Más allá del Lerma para contemplar, hay un Lerma para vivirla.