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Burgos Slow Roads

Capturando el espíritu del lugar

El jugoso acervo de alcázares y castillos, las sugerentes aldeas donde empaparse del fulgor medieval, sus fértiles valles, ríos caudalosos, enmarañados bosques. También sus ceñidos desfiladeros, soberbios cañones y recónditas cuevas cargadas de leyenda. La provincia que une la cordillera cantábrica con la meseta castellana deja a su paso un panorama paisajístico más que diverso. Es por ello el enclave ideal para liarse la manta a la cabeza y practicar aquel dicho tan popular de ‘carretera y manta’ para iniciar el viaje por esta provincia orgullosa de ser cabeza de castilla.

Os sugerimos recorrer esta zona por carretera a través de sus ‘Slow Roads’ (carreteras lentas), esas carreteras que nos permiten viajar sin prisa, con las ventanillas bajadas, embriagarnos con la fragancia de los bosques de encinas, hayas y robles, refrescados siempre por algún río. Entusiasmarnos con los colores de sus montes y riberas, valles y páramos. Sentir cada curva y vivir estos caminos como un verdadero regalo, porque en realidad nuestro destino es la experiencia del recorrido.

Con calma y sin prisa, porque la provincia de Burgos merece ser disfrutada con sosiego, deteniéndose para dejarse sorprender por los escenarios, desnudar sus secretos y explorar los lugares más escondidos.

Y es que, si algo bueno tiene esta tierra es su amplia variedad de espacios naturales para desconectar del mundanal ruido y la estresante rutina de los grandes núcleos urbanos. Al mismo tiempo, también ofrece un extensísimo catálogo de enclaves idóneos para la práctica de múltiples deportes, desde el siempre relajante senderismo hasta la escalada pasando por distintas rutas en bicicleta. La combinación perfecta para una conducción inolvidable en un entorno espectacular.

La carretera de los sueños

Arte, cultura, patrimonio y naturaleza abundan en esta carretera panorámica, verde y relajada, que te va a sorprender.

La carretera nacional 623 es el paso natural que comunica la Meseta con la costa cantábrica, a través del puerto del Escudo, constituyendo el trazado más corto entre las ciudades de Burgos y Santander. Comparte trazado con la nacional 627, entre Burgos y San Martín de Ubierna.

Su trayecto transcurre por las localidades de Quintanilla Vivar, Vivar del Cid, Sotopalacios, Quintanaortuño, Ubierna, San Martín de Ubierna, Mata, Quintanarrío, Quintanilla-Sobresierra, Tubilla del Agua, Covanera, San Felices, Valdelateja, Cilleruelo de Bezana y Cabañas de Virtus.

Una ruta ideal para descubrir tres paisajes típicos de Burgos, pero al mismo tiempo muy desconocidos y muy alejados del tópico de la meseta castellana.  Nada mas toparse con la calzada, la llanura va desdibujándose, convirtiéndose en una sucesión de valles hasta toparse con el páramo de Masa, una meseta muy dura para entrar en las hoces del río Rudron y del Ebro. Conocerás Tubilla del agua, Covanera y el Pozo Azul, Orbaneja del Castillo, el Pantano del Ebro en Arija y el valle de Valdebezana. Un espectacular recorrido por la historia en el que podrás disfrutar de los impresionantes paisajes de la zona.

EL PÁRAMO DE MASA

Paraíso natural  que no pasa desapercibido entre los amantes del montañismo y de las rutas por paisajes únicos capaces de detener el tiempo.

Merece la pena bajar del coche un momento para dejarse sobrecoger por este territorio, donde ciertamente parece que sólo los molinos de viento prosperan. La belleza de este espacio reside precisamente en su sobriedad y desolación. La monotonía del paisaje sólo se ve interrumpida por elementos producidos por procesos de karstificación, como las lagunas de Pila Vieja, Venta Parra y Cernégula. Como curiosidad, este es uno de los lugares donde Félix Rodríguez de la Fuente filmó a los lobos.

Los fanáticos de la espeleología podrán encontrar, justo al otro lado de la N-623, la cueva de Peña Otero, difícilmente perceptible a primera vista por las reducidas dimensiones de su entrada. Lo cierto es que la cueva no es de muy fácil acceso, pero si te lanzas a la aventura podrás descubrir un espacio singular con vestigios de otras épocas, que revela la presencia prehistórica de unos antepasados que se resguardaban en ella cuando las condiciones meteorológicas así lo requerían.

HOCES DEL ALTO EBRO Y DE RUDRÓN

El río Ebro y el Rudrón, su hermano menor, labran uno de los paisajes de cañones y desfiladeros más abruptos y bellos de la península. Nos adentramos en una privilegiada confluencia donde el curso del agua se enreda entre el verdor modelando un paisaje más que singular.

El primer pueblo que atravesamos es Tubilla del Agua, un pequeño municipio entre colinas y mesetas. Justifica hacer una parada en el camino para reponerse.

El principal atractivo del Parque Natural Hoces del Alto Ebro y Rudrón lo constituye la sucesión de cañones, hoces, gargantas, desfiladeros y cruces por los que el río Ebro y sus afluentes se han abierto paso en relieve predominantemente calizo formando espectaculares paisajes. Es aquí donde surge una metamorfosis entre el mundo atlántico y el mediterráneo, es aquí donde los ríos se codean con la meseta castellana y la cordillera cantábrica, es aquí donde la vegetación se torna la dueña y señora de este paisaje que exhibe el propio carácter del norte.

Dentro de las lindes de este espacio protegido nos topamos con un abanico de elementos de interés natural como el manantial kárstico del Pozo Azul, en Covanera, una fontana que vierte sus aguas al río Rudrón y un tesoro para el espeleobuceo que se sumerge bajo la montaña y que exhibe un intenso color turquesa y una curiosa característica: que no tiene fin.  También la Cueva de los Moros, donde el río Rudrón resucita tras haberse hundido bajo tierra en un tramo anterior de su cauce, y la vigorosa cascada Fuente de Orbaneja que mana de la cueva del Agua, declarada Conjunto Histórico. Empotrada entre cañones en el corazón de un paisaje kárstico y que se abalanza sobre el pueblo para caer directamente en el cauce del Ebro. Un torrente de veinticinco metros de altura que nace, resbala, fluye, salta y estalla en la musgosa roca considerada como una de las imágenes más llamativas de la Península Ibérica. Tan sólo detenerse a contemplar esta célebre estampa ya justifica la visita.

ARIJA

Esta población atesora una arquitectura de principios del siglo XX que nos recuerdan la pasada prosperidad de esta localidad cuando existía una fábrica de vidrio que aprovechaba las excelentes arenas que todavía hoy son transportadas a otros lugares. Hoy en día esa arena, junto con las aguas del embalse, sirve de escenario para la práctica de deportes acuáticos, como piragüismo o kite surf. Hoy Arija es un enclave privilegiado para el disfrute del medio natural que cuenta con una completa infraestructura turística.

Frente a Arija, al otro lado del pantano, se encuentra el Balneario de Corconte con un bello complejo de edificios de principios del siglo XX, con excelentes aguas de propiedades curativas.

VALLE DE VALDEBEZANA

La cercanía con la vecina Cantabria marca el carácter de este bucólico rincón donde predomina el verde intenso de sus prados. Pero el panorama de esta región es muy versátil lo que lo convierte en un pequeño universo dentro de la provincia de Burgos. Su artístico pasado que ha dejado el rastro del románico como el magnífico castillo de Los Porras, en Virtus y con la iglesia de San Vicente de Villamezán, a los que merece la pena acercarse.  Además, entre los pastos y los bosques coexisten llamativos marcos naturales como el desfiladero de Las Palancas o el salto de Las Pisas, una impresionante sucesión de escalonadas cascadas por las que se precipitan impetuosas las aguas del río de la Gándara, que solo puede disfrutarse en época de lluvias y deshielo.

De la Sierra de la Demanda a la Ribera del Duero

Una ruta por carretera que ofrece al visitante una naturaleza generosa repleta de contrastes.

La BU-910 nos conduce por Aranda de Duero hasta Hacinas, pasando por Sinovas, Villanueva de Gumiel, Baños de Valdearados, Caleruega, Espinosa de Cervera, Santo Domingo de Silos y Carazo. Nos acercará al desfiladero de Mataviejas, a Santo Domingo de Silos atravesando la Garganta de la Yecla, Caleruega y Baños de Valdearados entre curvas y túneles que le dan un aire muy singular al camino.

EL DESFILADERO DE MATAVIEJAS

Nuestro primer alto en el camino lo haremos en uno de los parajes más recónditos y cautivadores del espacio natural de los Sabinares del Arlanza: el río Mataviejas.  Discurre muy encajonado entre paisajes escarpados desde su nacimiento en la Peña Carazo hasta su desembocadura en el río Arlanza, cerca de Puentedura. En su curso final, forma un bonito desfiladero entre los pueblos de Castroceniza y Ura, un pequeño tesoro escondido de la provinicia burgalesa y enclavada en un entorno privilegiado asombra a quien la visita.

SANTO DOMINGO DE SILOS

La villa de Santo Domingo de Silos, con un interesante núcleo urbano, destaca por su Monasterio Benedictino que guarda el claustro románico, de belleza universal. La villa silense exhibe la huella medieval que en ella dejaron los siglos. Casas de adobe sencillo con entramados de madera al aire, tan populares en toda la zona, y antiguas casonas nobiliarias, como la conocida como Casa Grande. La villa cuenta con restos de la muralla del siglo XIII y con el Museo Sonidos. La parada merece la pena para contemplar el monasterio, una extraordinaria joya del románico que convierte la localidad en un lugar de peregrinación no solo espiritual, sino también artística. Llama especialmente la atención, aparte de la planta exterior, un conservado claustro interior con capiteles ilustrados por escenas de la vida de Jesucristo, así como otros temas variados. Los monjes benedictinos que todavía ocupan el inmueble siguen practicando misas gregorianas, y conservan con celo una interesante colección de instrumental de laboratorio antiguo, entre otras piezas de gran valor.

EL DESFILADERO DE LA YECLA

El afamado paraje de La Yecla es una profunda y estrecha garganta excavada en los espesos bancos de calizas que caracterizan el relieve de las Peñas de Cervera. Una serie de puentes y pasarelas colgantes permiten recorrer andando esta abra y regresar por el mismo trayecto.

Justo detrás del monasterio de Santo Domingo de Silos y desde el arco medieval de la Villa parte el camino que, paralelo a la orilla del río Mataviejas, nos dirige hasta La Yecla. Unos metros por la carretera permiten llegar a la escalera que desciende hasta el fondo de la garganta. Son 500 metros por un espacio verdaderamente inolvidable.

CALERUEGA

La visita a Caleruega es sosegada y apacible, pues la propia villa es serena y forma parte de las listas de los pueblos más bonitos de España. Rodeada por los muros del que se puede considerar el conjunto monumental del pueblo, se encuentra su plaza, regentada por la estatua de su santo hijo Domingo. Componen este conjunto, el Convento de los dominicos, casa de espiritualidad, construido en la década de los cincuenta del siglo pasado y que guarda en su interior el monumento más antiguo que se conserva casi desde el origen mismo de la villa, el Torreón de los Guzmanes, del siglo X. Formando un todo junto a él, el Real Monasterio de Santo Domingo de Caleruega habitado por monjas dominicas, data del siglo XIII, y un poco más separada, la iglesia parroquial de San Sebastián, templo románico construido en el siglo XII, se conservan de su origen, la torre, el arco de entrada y una ventana bífora.

BAÑOS DE VALDEARADOS

Todo el término municipal de Baños de Valdearados está repleto de huellas de la historia, destacando la villa romana descubierta en 1972, en la que se encontraron termas cuya agua provenía de la llamada “Fuente de la Salud”.

También en referencia a la historia del municipio existe el Aula arqueológica de la villa romana de la Santa Cruz y la Ruta del legado romano y villas de la Ribera del Duero, que explora importantes vestigios del arte romano, con la antigua ciudad de Clunia Sulpicia como protagonista.

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